Acudir a una escort para que ejerza como acompañantes de lujo en un crucero es algo más habitual de lo que en principio pueda parecer.
Y es que algo tan paradisiaco y placentero como surcar los mares a bordo de un trasatlántico con todas las comodidades del mundo, parecería que no tiene mucho sentido sin una buena compañía.
Por ello muchos hombres que desean visitar mundo a través de un viaje en barco recurren a las acompañantes de lujo, a quienes a demás de pagar sus honorarios correspondientes, las agasajarán con todo lo que ofrecen los cruceros de placer.
Es desde luego una experiencia de lo más relajante, dejando atrás las ciudades, el trabajo, las preocupaciones, y dedicándose únicamente a contemplar desde la borda los impresionantes parajes que un crucero de este tipo nos ofrece. Mágicos atardeceres, románticas puestas de sol y el embrujo del mar siempre presente.
Hoy en día no es sólo para millonarios, sino que ya los precios son mucho más accesibles, pero muchos hombres, en su mayoría grandes solitarios, desean realizar este tipo de viajes fuera de la temporada de verano y además con una de las acompañantes de lujo que no será difícil que se pueda resistir a la tentación de surcar los mares.
Por lo general, para estos caprichos, invitan a alguna acompañante con la que ya ha mantenido algún que otro contacto. Saben de su carácter, de sus modales, de su educación y normalmente ya les une cierta complicidad; algo esencial para embarcarse, y nunca mejor dicho en este tipo de aventuras.
Ellas tampoco se irían así por las buenas con un desconocido, ya que sin conocer de nada a la persona, el viaje puede ser muy agradable o por el contrario un infierno.
Por ello, la relación acompañantes de lujo – clientes, es fundamental. Sobre todo para aquellos casados que apreciarán de manera especial la discreción, la educación y por supuesto la buena relación personal.
Muchas de estas acompañantes de lujo son mujeres que alternan este trabajo con algún otro, con lo que en invierno, realizar un lujoso crucero, sería algo que no se podrían permitir a no ser que alguien las invite a atracar cada día en una ciudad diferente.
Carla Mila
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