Para aquellos hombres que no recurren con frecuencia a los servicios de las escorts de Barcelona, diremos que siempre les persiguen ciertos temores, propios de la inseguridad en sí mismos. Algunos piensan en no estar a la altura sexualmente hablando de la acompañante, es decir, no saber como satisfacerla o en plena relación y ser incapaz de cumplir. Esto es desde luego algo que no debe preocuparles, ya que las chicas siempre desean un sexo placentero, no son de piedra, y en el momento que perciben que un hombre está por la labor de hacerlas felices en el sexo, se dejarán llevar. No olvidemos que muchos clientes no se preocupan lo más mínimo en que la relación sean como es debido, algo de dos, sino que lo que en realidad buscan son escorts que les produzcan el máximo de los placeres o que cumplan sus más recónditas fantasías. Afortunadamente los que menos.
Pero dicho esto existe todavía algo que sobrevuela entre los temores de muchos hombres, como decíamos al comienzo, y es el pudor a mostrarse frente a una hermosa acompañante de lujo pensando que su pene no tiene unas medidas adecuadas para dar placer a una profesional. El tamaño es cada vez algo más cuestionado y la propia publicidad que invade las páginas para adultos influye, ya que quien no está satisfecho con él, ve en los anuncios como llegar a obtener unos centímetros más, pero no olvidemos que para ellos esto sería insuficiente. Aún así veamos la relación entre tamaño y placer, que para muchas mujeres no es ninguna.
Está comprobado que una vez que el varón alcanza una talla mínima, es decir unos siete centímetros en erección, se supone que el placer que proporciona el hombre a la mujer, está garantizado. Y nos preguntamos, ¿con tan sólo siete centímetros?, pues sí, y esto tiene una explicación científica.
El clítoris, la principal zona erógena de la mujer que se encuentra fuera de la vagina, necesita para ser estimulado un pene que no debe ser enorme, no explicamos. La vagina apenas tiene terminaciones nerviosas ya que se concentran casi todas las más placenteras en torno al llamado Punto G, que se encuentra en el primer tercio exterior de la misma, es decir, a unos tres o cinco centímetros desde el orificio de entrada. Con lo que un tamaño aceptable, junto con unas manos cariñosas, o unos besos y caricias adorables, pueden hacer mil maravillas en una mujer.
Culturalmente, y como símbolo de masculinidad, el pene de grandes dimensiones siempre ha sido más valorado, pero no es cierto que por ello pueda satisfacer mejor a una acompañante de lujo, que sabe perfectamente que un hombre quizá con uno de menor tamaño, pero acompañado de juegos, y realizar mil cosas juntos, consiguiendo todo tipo de estímulos sexuales, es mucho más divertido y placentero que la relación con un hombre bien dotado y sólo con el deseo de la penetración.
La imagen del cine porno ha despertado un sinfín de mitos, pero volviendo a la vida real, y aludiendo a lo realmente científico, el tamaño de la vagina suele ser de 9 a 12 centímetros, y la media del tamaño de un pene medio, es de 13,5, con lo que podríamos decir que es un tamaño más que suficiente. Es más, un tamaño mayor puede llegar a ser hasta doloroso.
Por otra parte, y ya para finalizar, diremos que la media de mujeres que llega al orgasmo por penetración vaginal apenas alcanza el 20%, por lo que entonces, ¿para qué tanto tamaño?.
Vivimos en un mundo de mitos, y los sexuales ocupan gran parte de ellos, pero las acompañantes de lujo de Barcelona saben valoran más en sus parejas ocasionales otra serie de aspectos que no precisamente el tamaño del pene.
Un hombre divertido, con carisma, con ganas de compartir experiencias y deseoso de que los placeres de la carne sean algo común, no dejan de ser las características principales del cliente ideal.