Increíble, pero existe. Sí como lo leen, existe un gen que hace ser a los hombres más infieles, bien con escorts o buscando constantemente amantes y aventuras extra-conyugales.
Con el nombre de DRD4 en términos científicos, el llamado gen de la infidelidad se da tanto en hombres como en mujeres, pero lógicamente no en todas las personas, ni aquellas que lo tengan sean infieles, es decir, es un componente más de nuestro ADN, que sí hace que en situaciones concretas los que lo portan sean más propensos a ser infiel a sus parejas.
Los estudios realizados para llamarlo el gen de la infidelidad, se hicieron en un grupo de 200 personas portadores de el DRD4, observando que en ellos se aumentaban los niveles de dopamina en el cerebro, lo que les lleva a ser infieles y además obtener con ello un inmenso placer y no sólo sexual.
Para estas personas no es la actividad sexual la meta a seguir, sino que además disfrutan conquistando o pensando que lo hacen, por ello la mayoría son clientes de escorts. También buscan cierta continuidad en sus infidelidades, que en la práctica ponen en marcha como pueden. Si no logran encontrar una compañera de juegos eróticos a su alrededor, no dudarán en contratar los servicios de una bella acompañante de lujo, que en su mente convertirán en amante. Por ello las escorts a veces se extrañan de tanto coqueteo por parte de ciertos clientes, que ven como ante todo confirman su ego personal a través de un juego más propio de un coqueteo por parte del hombre que encuentra una especie de “recompensa” cuando finalmente han consumado su infidelidad.
Puede parecer algo absurdo, pero es la pura realidad.
Decíamos que se da en los dos géneros, pero en el hombre más cuando la relación de pareja a pesar de ser buena, mantienen siempre una cierta obsesión por conquistar, o pagar a otras mujeres más bellas o atractivas que sus novias o esposas, normalmente las escorts son su debilidad.
Por el contrario, la mujeres portadoras del gen, no dudan en buscar una aventura siempre que les hayan sido infieles o que en su vida sexual falte algo importante para ellas.
¿Podemos decir entonces que la infidelidad se lleva en los genes? Bueno, algo de cierto hay.