El verdadero peligro que corre una escort de lujo de Madrid es evidentemente ser descubierta por su familia, sus amigos, su entorno en general. Ellas toman siempre todo tipo de cautelas para mantener esa doble vida y hacen lo imposible para que así sea.
Para el noventa por ciento de las chicas ni mucho menos es una profesión, sino que la combinan con otros trabajos y sobre todo con estudios; en cualquier caso, todas son conscientes que ser escort de lujo es algo pasajero para unos años; aunque a veces mantienen más de lo habitual su status de acompañante de lujo más de lo que creían. Es un dinero relativamente fácil y en muchas ocasiones perfectamente compatible con otras actividades.
Otro pequeño tanto por ciento si hacen de ello su vida entera. Pasados sus mejores años, físicamente hablando, aún mantienen una verdadera lista de clientes, con lo que lo más habitual es que con el dinero ahorrado como escort de lujo durante tanto tiempo, continúen al otro lado del negocio.
Nos referimos a que muchas de ellas suelen hacerse cargo de un piso o chalet donde acondicionará un espacio para citas con sus antiguos clientes, pero esta vez ofreciendo los servicios de chicas más jóvenes.
Escorts de lujo nada promiscuas
Sin embargo siempre se ha tenido la creencia de que las escorts de lujo son mujeres promiscuas, que pueden hacer un favor sexual a cualquiera. Nada más lejos de la realidad, ya que por el hecho de satisfacer las necesidades sexuales de aquellos que acuden al reclamo de sus servicios, pueden acostarse con cualquiera sin nada a cambio.
El miedo a que su entorno se entere de su verdadera profesión, viene acompañado por decenas de prejuicios que aún se mantienen en la sociedad. Muchos hombres las tacharían de putas, de mujeres fáciles, frías, sin escrúpulos. Otros intentarían cumplir el sueño de estar con ellas; primero de manera gratuita, y después pagando. Algo que una escort no haría con personas de su entorno jamás.
A esto hay que sumarle las feroces criticas de sus propias amigas o mujeres de sus amigos, que la verán siempre como un rival, como una persona capaz de tener relaciones, sin más.
Pero las escorts de lujo también tienen su corazoncito, sus sentimientos, su vida íntima y privada, lo que parece que los demás no se han parado nunca a pensar.
Por estas razones toman esas cautelas de las que hablamos siempre. En primer lugar por su familia más directa, que nunca lo entenderían, y en segundo plano por su entorno social, que las tildaría de mujeres objetos sin más que cuerpo, nada de mente, y que han tomado en la vida el camino más fácil para vivir. Algo que por cierto no es verdad.
Carla Mila