¿Qué sería de una relación con una escort de lujo si no hubiera una buena dosis de erotismo durante todo el encuentro?
Precisamente todo un conjunto de factores convierten a una mujer en una escort de lujo, pero sin duda el erotismo se esconde tras cada prenda, cada gesto, cada mirada, y por supuesto en una cálida conversación.
Imaginemos que a nuestro hotel se presenta una chica en vaqueros y deportivas, o con el pelo sucio o recogido de cualquier manera. Además añadamos a la situación de que no sonríe, se presenta de mala manera, exige su dinero, y nos indica que vayamos rápidamente al cuarto de baño mientras habla con su móvil. A la salida ya está desnuda encima de la cama. ¿Frialdad? No, más que eso. Falta de educación, de saber estar y por supuesto no merecedora de condición de escort.
Como dijo en una ocasión el cineasta Luis García Berlanga, “El erotismo es la pornografía vestida por Cristian Dior”. Y es que cuando hablamos de lo erótico, nos referimos a sensaciones. Sí aquellas que nos transmiten unos tacones bonitos, un pelo brillante, una falda de tubo, o un escote insinuante. Esa es la chica que queremos encontrarnos en nuestro hotel, sonriente, simpática, capaz de que en unos minutos parezca la amante de toda la vida y haga sentir al cliente cómodo y tranquilo.
Ella le acompañará al baño, propondrá una ducha erótica, y si es preciso un striptease antes. En él descubriremos una lencería fina y elegante, dejando siempre partes del cuerpo sin destapar para luego jugar con ellas en la relación.
Ligueros, medias, lazos, hacen que su cuerpo sea aún más tentador, y por consiguiente que la estimulación del cliente crezca poco a poco olvidando todo lo que no está en esa habitación.
Suaves dulces y caricias, acompañarán a los movimientos más sensuales que el cliente notará mientras ella le quita la ropa, despacio, con sugerentes palabras, y sin dejar nunca de mirarle a los ojos. Tan sólo cuando emprenda juegos como bajarle la bragueta con sus dientes, o tirar de su ropa interior. Y todo ello semi desnuda, dejando esas últimas prendas para más adelante.
En él las sensaciones se van multiplicando, y estos preliminares le irán motivando tanto que o bien el sexo oral, o la penetración, multiplicará el placer.
Pero una vez llegado el momento donde los dos cuerpos se hacen inseparables, las escorts de lujo se suelen mostrar juguetonas, animando así a crear un clima que además de divertido es sumamente picante. Esto ayuda a crear un clima de cercanía y complicidad.
Pero no todo acaba, o no debe terminar cuando él eyacule. Ahí es donde una puta de lujo no debe parar de terminar de estimularle para que el goce sea completo. ¿cómo? Persiguiendo las zonas más erógenas y besándolas. Sólo por poner un ejemplo los besos y suaves mordiscos en sus pezones, en su cuello o en sus labios, ayudarán a que ese “final” que se aproxima, no sea nada brusco.
Y por último, es tan erótico y tan placentero lo que suele venir después, palabras bonitas, continuar a su lado, no vestirse, o como broche de oro, ahora sí una ducha erótica puede ser el broche de oro a lo que ha sido una relación idílica.
Carla Mila