Podríamos pensar que de todos los sentidos, es la vista el que más nos reclama el deseo de estar con una mujer, y más si es una preciosa escort. Sin embargo, es el olor el que despierta nuestro deseo más irrefrenable tener relaciones con ella.
Aunque parezca mentira, es este sentido, el más primitivo en materia sexual y además el que más relación tiene con nuestros instintos.
Quizá de manera inconsciente actúa sobre nuestro cerebro mandando una serie de reclamos que hace del olor uno irresistible, a pesar de que nuestra mente esté observando de otra manera a la mujer que tenemos delante.
Sin embargo todo tiene una explicación científica. Las feromonas, sustancias que desprenden las mujeres, y que son del todo inodoras, pero si las percibe el hombre aumenta no sólo el deseo, sino también la excitación sexual . Se encuentran en el propio sudor femenino, pero no desaparecer tras una ducha, ya que el cuerpo las va desarrollando siempre, y más aún en la presencia de un hombre. La percepción casi subliminal de estos olores que desprenden las mujeres, son el mejor afrodisiaco sin duda alguna.
Por otra parte, la mujer, tiene más desarrollado el olfato en este sentido, en contraposición con el hombre que es mucho más visual al contemplar la belleza de una escort de lujo .
Para ellas los malos olores, pueden ser el mejor antídoto para el deseo, la pasión y la lujuria. Por su parte los hombres, además de las esencias femeninas agradables y sutiles, pueden llegar a desear otros olores quizá mas fuertes que tienen mucho que ver con el sudor femenino.
Los llamados fetichistas adoran besar y lamer pies sudados, cuerpos que no mantienen una higiene adecuada, algo difícil de encontrar en una verdadera escort que siempre va de manera pulcra a sus encuentros.
Esto no sólo lo demuestran los clientes que desean mujeres con fuertes olores corporales, sino que podemos acabar este aspecto con una anécdota.
Se cuenta que una vez Napoleón le suplicó a Josefina a través de una carta lo siguiente: “Llegaré a París mañana por la noche. Por favor no te laves.