Desde que somos adolescentes, los llamados sueños eróticos nos acompañan durante el resto de nuestras vidas y en particular, son el epicentro de las más placenteras ensoñaciones.
A través de testimonios, se ha podido comprobar que lo que soñamos, eróticamente hablando, suelen ser actos sexuales que no llevamos acabo en la realidad. Quizá por ello son sueños en todo el esplendor de la palabra. Fantasías no cumplidas que nuestro cerebro desata cuando estamos plácidamente dormidos.
Tanto mujeres como hombres sueñan con el sexo, pero de distinta manera.
Es más frecuente en el sexo femenino que se sueñe con las fantasías que podrían cumplirse con sus actuales parejas, y lo más curioso, con romances anteriores. Sin embargo en el caso de los hombres es distinto, ya que sus sueños se encaminan a mujeres desconocidas, bellas, sensuales, a las que ponen ojos, cara, y como no, cuerpo. Suele ocurrir que el estar con una bella escort provoca más fantasías aún, ya que parte de estas, se vieron cumplidas en la primera cita. Seguir soñando en que las fantasías se conviertan en realidades, puede provocar sueños repetitivos sobre los mismos aspectos, que por lo general, en el caso de lo hombres optan por compartir con escorts esos íntimos deseos.
Pero tener sueños eróticos no sólo aporta un gran placer para la imaginación, ya que en muchos casos, se convierten en sueños verdaderamente húmedos. La excitación hace que nuestros órganos lubriquen, pudiéndose producir en el hombre más de tres erecciones durante la noche, y en el caso de la mujer, este tipo de sueños, les puede conducir al orgasmo.